¡Arriba el divorcio!

¿Qué le estará pasando a nuestra sociedad que de cada vez más los matrimonios se separan? Pero no sólo eso, se divorcian, se casan de nuevo, y, otra vez, acaba en divorcio. ¿Es que no somos capaces de aguantarnos más de diez años seguidos? Los estudios aseguran que muchas de las parejas que se casen hoy, en diez años ya estarán tramitando el divorcio (¡dos de cada cuatro!).

Lo que sí es cierto, según un estudio de Lillian Rubin, es que la mentalidad y la actitud, sobretodo la de las mujeres jóvenes, ha cambiado, pero ¿es motivo suficiente? Actualmente, la mujer joven desea autonomía y autorrealización tanto a través del trabajo como de la familia. Y este cambio es gracias a las libertades que se han ido adquiriendo: la mujer trabajadora, ella controla su capacidad de reproducción (la tasa de fertilidad están descendiendo), define su estilo de vida propio…

Frente a este fenómeno, el interés por el matrimonio se está reduciendo. Y es que, hoy en día, el matrimonio ha dejado de ser imprescindible para que exista una experiencia sexual regular y ya no es tampoco la base de la actividad económica. Es decir, ya no se concibe como un elemento necesario para perpetuar la propiedad y el estatus social de generación en generación.

Hay que señalar, pero, dos cosas: 1) aunque el número de divorcios aumente progresivamente, esto no es condición sine quanon de infelicidad en el matrimonio, sino que influyen diversos factores; y 2) se procura que el divorció no sea un “sistema de enfrentamiento”, sino un proceso
“sin culpables”.


El Instituto Nacional de Estadística ha publicado estadísticas de 2005 sobre separaciones matrimoniales, divorcios y nulidades.