Desde la ropa, los objetos que utilizamos normalmente, nuestra comida… todo, absolutamente todo, tiene la palabra “Globalización” sellada. Hemos escuchado cientos de veces: “vivimos en una sociedad globalizada”, “la Globalización forma parte de nuestras vidas”, pero, ¿realmente sabemos qué es la Globalización y todo lo que esto conlleva?
El objetivo de la Globalización de la economía es, que el dinero y los créditos e inversiones internacionales, los bienes y servicios, las materias primas y la mano de obra puedan circular sin ningún impedimento, y así hacer más rentable el capital y aumentar las ganancias.
Hasta aquí todo parece perfecto, y lo sería si todo el capital se intercambiara del mismo modo, y si todos los países siguieran las mismas normas de intercambio, sin ningún tipo de preferencias, pero no es así, existen facilidades para según que intercambios y trabas para otros. Así por ejemplo, podemos decir que el único intercambio que no encuentra restricciones es el referente al capital financiero, es decir, el mercado bursátil, el mercado de divisas. En otros intercambios, como el del capital comercial, el de los bienes y servicios, no siempre es posible efectuarlo, ya que existen algunas restricciones, como algunas practicas proteccionistas de algunos países. Contrariamente, hay intercambios que no se producen nunca, como el del mercado de factores de producción (la mano de obra, los salarios…)
Pongamos un ejemplo: si una empresa quiere sacar el dinero de un país y llevarlo a otro país, no hay problema; si una empresa quiere vender televisores en un país determinado, si en este país no existe ninguna restricción, los televisores tienen las puertas abiertas. Pero si una trabajadora del sud quiere ir a otro país del norte dónde puede ganar más, le cierran las puertas. A esto lo llaman “orden económico liberal de dos velocidades”. Por lo tanto, en el libre comercio, la libertad puede ser para el dinero y los bienes y servicios, pero no para las personas.
Visto lo visto, si comparáramos la Globalización con un juego, sería un juego con diferentes reglas para según que participantes.
Todas estas diferencias entre las reglas del juego de unos y las reglas de otros se encaminan hacia el mismo fin: los ricos son cada vez más ricos, y los pobres, más pobres. Los perdedores del juego siempre son los mismos.
El objetivo de la Globalización de la economía es, que el dinero y los créditos e inversiones internacionales, los bienes y servicios, las materias primas y la mano de obra puedan circular sin ningún impedimento, y así hacer más rentable el capital y aumentar las ganancias.
Hasta aquí todo parece perfecto, y lo sería si todo el capital se intercambiara del mismo modo, y si todos los países siguieran las mismas normas de intercambio, sin ningún tipo de preferencias, pero no es así, existen facilidades para según que intercambios y trabas para otros. Así por ejemplo, podemos decir que el único intercambio que no encuentra restricciones es el referente al capital financiero, es decir, el mercado bursátil, el mercado de divisas. En otros intercambios, como el del capital comercial, el de los bienes y servicios, no siempre es posible efectuarlo, ya que existen algunas restricciones, como algunas practicas proteccionistas de algunos países. Contrariamente, hay intercambios que no se producen nunca, como el del mercado de factores de producción (la mano de obra, los salarios…)
Pongamos un ejemplo: si una empresa quiere sacar el dinero de un país y llevarlo a otro país, no hay problema; si una empresa quiere vender televisores en un país determinado, si en este país no existe ninguna restricción, los televisores tienen las puertas abiertas. Pero si una trabajadora del sud quiere ir a otro país del norte dónde puede ganar más, le cierran las puertas. A esto lo llaman “orden económico liberal de dos velocidades”. Por lo tanto, en el libre comercio, la libertad puede ser para el dinero y los bienes y servicios, pero no para las personas.
Visto lo visto, si comparáramos la Globalización con un juego, sería un juego con diferentes reglas para según que participantes.
Todas estas diferencias entre las reglas del juego de unos y las reglas de otros se encaminan hacia el mismo fin: los ricos son cada vez más ricos, y los pobres, más pobres. Los perdedores del juego siempre son los mismos.