Los niños frente al divorcio

Al hablar de divorcio a nadie se le olvida nunca hablar de los hijos y cómo ellos padecen este proceso o situación. Sin embargo, hay que pensar que no únicamente el divorcio puede crear traumas a los niños, sino que, como hemos dicho antes, el divorcio no implica infelicidad. Por tanto, no únicamente el divorcio conlleva traumas infantiles, sino también un matrimonio mal estructurado o desequilibrado en constante tensión.

“Los niños experimentan un intensa y acusada perturbación emocional en la época del divorcio”, así concluía la investigación sobre los niños durante el proceso de separación de Wallerstein y Kelly. A pesar de que siempre hay casos excepcionales, los niños con padres divorciados presentan características similares: rendimiento escolar y autoestima bajos; y, cuando son mayores, cambian de trabajo a menudo y suelen divorciarse también.
Sin embargo, hay que tener presente que hace unos años el divorcio llevaba consigo un estigma que hoy no –de la misma manera que un soltero o soltera-. Es por eso que no se puede generalizar, y hay que tener muy en cuenta también el proceso posterior al divorcio, es decir, cómo viven los niños una vez los padres ya no viven juntos. Las consecuencias son varias, como ya hemos citado anteriormente, una de las posibilidades que se abren ahora de estructura familiar es la monoparental (una minoría decide serlo, la mayoría es por consecuencia del divorcio), segundas nupcias, o el “padre ausente”.
Esta última es la más preocupante, según Wallerstein y Kelly, ya que al niño le faltará un referente masculino y de autoridad. Y añaden que la figura paterna permitía canalizar las energías sexuales y agresivas masculinas, y que, si no existe, estas energías se manifestarán con violencia y criminalidad. ¿Con ello están infravalorando las familias homoparentales, también? ¿Sólo defienden una posible estructura familiar como válida?