Víctor y Genie

Víctor es un nombre masculino bastante frecuente. En la actualidad, según el último estudio elaborado por el INE (Instituto Nacional de Estadística),(http://www.ine.es/daco/daco42/nombyapel/nombyapel.htm), y muestra que el año pasado 2.041 niños fueron censados con ese nombre. Seguramente todos ellos crecerán junto al calor de una familia y un hogar, con unos amigos con los que reírse del mundo, con la “hostia” de la primera comunión, con los juguetes de los Reyes Magos, con el típico profesor que le tiene manía, con un capítulo repetido de “Los Simpsons”, con las novatadas del primer día en el trabajo, con el ruido de taladro del vecino de arriba, con los momentos en el ascensor con la vecina del piso al lado, con la victoria de su equipo de fútbol, con el último CD de su artista favorito, con la bicicleta en verano, o con ese “nosequé” que cada Navidad se instala en algún lugar cerca del alma.

Víctor de Aveyron nunca supo qué era nada de eso. Apareció un día en los bosques cercanos al pueblo de Saint-Serin (sur de Francia) y, aunque se le identificó como un niño de unos doce años, parecía más un animal salvaje. Los exámenes médicos no revelaban ninguna anormalidad. Cuando se le ponía delante de un espejo veía su imagen pero no se reconocía a sí mismo:
Extracto de la película El Pequeño Salvaje, de F. Truffaut

Ésto es lo escribió un sacerdote que estuvo presente durante este suceso:

Todos estos pequeños detalles, y muchos otros que podríamos añadir, prueban que este niño no carece totalmente de inteligencia ni de capacidad de reflexión y razonamiento. Sin embargo, nos vemos obligados a reconocer que, en todos los aspectos que no tienen que ver con sus necesidades naturales o la satisfacción de su apetito, se percibe en él un comportamiento puramente animal. Si tiene sensaciones no desembocan en ninguna idea. Ni siquiera puede compararlas unas con otras. Podría pensarse que no existe conexión entre su alma o su mente y su cuerpo”. (Shattuck, 1980. p. 69; véase también Lane, 1976.).
Genie es un nombre menos frecuente. Su caso es más especial todavía, aunque en la actualidad tiene algún referente (http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idtipusrecurs_PK=7&idnoticia_PK=506646). Esta niña de California estuvo encerrada en una habitación a oscuras desde que tenía poco más de un año y hasta los 13 atada a una sillita de niño: carecía de juguetes propios de su edad, sólo veía a los miembros de la familia cuando le traían comida, su padre le pegaba y no le permitía articular sonido alguno, entre otras atrocidades. Se cree que la encerró porque pensaba que la niña era “retrasada”. También retuvo a la madre, que estaba quedándose ciega, y el único contacto con el exterior era a través del hermano que iba a la escuela y hacía la compra. En 1970, la madre pudo escapar de casa y se llevó a Genie, que empezó a tratar con los trabajadores sociales.

Extracto del documental La niña salvaje (Documentos TV, La 2 de TVE)

Víctor murió a los 40 años sin lograr adaptarse a la sociedad, y Genie vive en un centro de acogida para adultos en el sur de California, el sexto desde que el caso se destapó. Ambos tienen algo en común, pues parece que existe un “período crítico” para el aprendizaje de ciertos comportamientos sociales y hábitos, y también de las experiencias que forman el “currículum oculto” de la persona. “Nuestro carácter es el resultado de nuestra conducta”, decía Aristóteles. ¿Tendría razón?